Consideramos que el postparto es el cuarto trimestre de la gestación.

Con la llegada de un bebé, nos adentramos en la gran transformación hacia la madre. Es un momento vitalmente complejo e importantísimo para tu vida y la de tu bebé.

En este periodo se establece una relación de “fusión madre-bebé” tanto física cómo emocional, en donde el recién nacido vive el cuerpo de la madre como una prolongación del suyo propio y no entiende lo qué es estar separado de él identificando a la madre como fuente de seguridad y placer, pues cubre sus necesidades de alimento, calor, contacto y afecto. La gran inmadurez del recién nacido requiere de una gran cantidad de cuidados y atenciones continuos para que sus necesidades físicas y emocionales estén cubiertas. Por otro lado, los tres primeros meses después del parto son el periodo en que la mayoría de las mujeres experimentan enormes cambios físicos, emocionales y psíquicos que en ésta cultura productivista no son muy bien apreciados.

Durante el postparto los únicos deberes de la madre son descansar, amamantar, y restablecerse con el fin de estar totalmente disponible para su bebé y poder fusionarse con él. En algunas culturas tradicionales aún mantienen estructuras sociales que respetan y valoran éste periodo de tal manera que proporcionan durante dos o tres meses los cuidados necesarios a la madre para que pueda desvincularse de tareas domésticas como cocinar, ir a la compra, limpiar, lavar ropa… y así, disponer de todo su tiempo para ella y su bebé.

El bebé identifica a la madre como fuente de seguridad y placer.

En nuestra cultura hace tiempo que se desmontaron las estructuras de sostén en el postparto y el valor del maternaje quedó invisibilizado. La sociedad nos ha privado de una vida en comunidad que da sostén a la madre, la alimenta y la apoya en su encuentro con la maternidad hasta que se regulan los ritmos en la nueva familia. Son muchas las recién madres que, tras pocos días de haber parido, se encuentran solas en casa con un bebé que aún no conocen desbordadas por la situación. Es bastante común en el postparto tener dificultades para apenas disponer de un ratito para atenderse a una misma, ducharse o dormir más de tres horas seguidas. Y también es muy común pensar que lo que te pasa a ti o a tu bebé «no es normal» cuando realmente es una realidad compartida. Conocer y reconocer a tu bebé lleva tiempo y es un camino que nos puede llenar de frustraciones y sentimientos de culpa si no entendemos que es fundamental permitirnos “no saber” y poder sostener su demanda y llanto con presencia, amor y escucha a pesar de no tener experiencias parecidas en nuestra infancia mas temprana.

Al margen de las circunstancias, todas las mujeres deberíamos comprender que “tener un bebé” supone un gran “cambio de vida”, y que es posible que no se esté totalmemte preparada para ello, sobre todo si no se cuenta con la ayuda y el apoyo que se precisa. El bebé llega con toda su energía vital y su demanda y esto puede ser difícil de sostener de una manera agradable y placentera si no disponemos de los apoyos adecuados.

Podríamos hablar de la exterogestación como el periodo de crianza que se alarga casi hasta el primer año de vida. Hablamos entonces de una gestación activa, del encuentro y de la verdadera transformación.

El postparto hay que prepararlo tanto o más que el embarazo y el parto. Disponer de una red de apoyos eficaces y positivos mas allá de tu pareja es fundamental.

¿Cuáles son los apoyos eficaces en el postparto?

  • Personas que te apoyen en tus decisiones sobre como criar a tu bebé sin juzgar lo que haces.
  • Aquellos que no te reclaman tiempo ni atención para facilitarte descansar todo lo que puedas.
  • Aportan comida, hacen la compra, limpian la casa y ponen lavadoras, tienden la ropa y la recogen cuando esta seca.
  • Sostienen a tu bebé para que te des una ducha y puedas cuidar de tu cuerpo.
  • Personas que te puedan asesorar sobre lactancia materna y a las que puedas acudir en caso de dificultades.
  • Personas que te escuchen y con las que puedas compartir tus emociones sin sentirte juzgada.

No olvides que tu bebé se alimenta de tu leche, pero sobre todo de tu cuerpo presente. No “dosifiques” vuestros brazos y caricias, calor, contacto piel a piel, mimos, y voces cariñosas. Todo eso le es imprescindible.

Los bebés tienen necesidad de leche y de caricias, pero más todavía de ser amados.

Frederick Leboyer.

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